martes, 13 de enero de 2009

RUTINA

La rutina diaria me persigue,
y desde el lunes el horario me lo dice.
Aurora traicionera,
qué haces en mi habitación,
príncipe encantado del reloj.
déjame y no me despiertes.
Ocúpate de tus asuntos
y no derribes más mis muros.
No me beses sin permiso,
que tus labios no me alcancen
hasta que se haga tarde,
cuando un largo sueño me despierte
de este latido inerte,
invitándote a cenar
en cualquier otro lugar,
donde no existan las prisas
y se nos haga de día
huyendo de obligaciones,
fin de mes no me obsesiones.
No me busques este viernes
que cierro por vacaciones
o por fin de existencias,
desterrado por sentencia,
olvidado en el mar,
pendiente de naufragar.

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