SONETO LIBRE DE AMOR DE HOGAR

Aduéñate de mis besos, cariño,
y jamás pienses que ya no te quiero,
ni que ruín espero calor ajeno,
de ni tan buenos, ni ardientes castillos
que no me cuidan del viento con lija,
pues no ves que soy caballero andante,
Quijote de sal y triste semblante,
de figura tal y con mi alma en liza,
de palizas harta y metida en líos.
Acostúmbrame a tu cama, cariño,
que de tanto calor ya me cansé.
Cúpido, pagué tu precio y me olvidé,
seguro de perjuicios y de daños,
amor, a salvo de los desengaños.

SONETO LIBRE DE MUJER

Carabelas, sirenas de este mar,
(mar) mercenario que cobra por cantar,
que perdió modales en sus tempestades.
¡Oh! Venus, naufragaste entre cristales.
Tú, la que de hierro y tan dama fuiste,
de Reina de Egipto a Elena de Troya,
no permitas que se lleven tus joyas,
ilustres medallas que conseguiste.
Tan Madame, tan Curie llegaste a ser
vistiendo a Rosalías de poesía,
tus flores que debiéramos leer,
como Sagrario Torres nos decía,
Frida Kalho retrató en la mar
las sirenas, con ganas de cantar.

APRENDE

Aprende a respetarme,
a darme amor
sin obligarme,
a llevar razón
sin insultarme.
No me halagues tan meloso
que en salud ya me curé,
no te creo mentiroso,
que aunque sea mujer
ya eché sal en mis heridas
y tomé la iniciativa.
Sé modesto en tus fracasos
y no hagas testamento de tu agravio,
ni me anegues en legados tan escasos,
pingües secundarios
de tu mundo imaginario.