El sabio sufre que sabe
que nunca hubo nadie
que todos son ciegos,
que nunca jamás
son muchos más,
y por eso además,
se aflige en su espacio
inmerso en horarios,
menudo calvario.
Se subleva el ignorante
que siempre va por delante
¡qué suerte tienen los sabios!
que relatan sus diarios
cómo se escondió la luna
y no les quedaron dudas.
La ignorancia esta vez llega tarde
y la sabiduría lo sabe,
sufre en su interior la tardanza
y tiene sed de venganza
pero no existe adversario,
no hay palabras, ni diarios,
todo ha sido una ilusión,
un hueco en el corazón,
que ni al más intrépido le permite actuar
que ni a los locos les permite soñar
es un vacío que el sabio pareció olvidar
en casa del ignorante
cuando ayer noche
quedaron a cenar
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hola Raul, tengo que felicitarte por tus poesías, como dijo Lorca; no sabía que tuvieras este don o desgracia de crear poesias. Pero aún así, siendo lo que fuera me han sorprendido y me han hecho sentirme un poco más vivo. ¡Mucha suerte!y nos vemos en los bares de cañas, seguro. Un abrazo, Taladro
ResponderEliminar