martes, 13 de enero de 2009

LA RUEDA

Odio madrugar por las mañanas
y que la claridad
atraviese mis ventanas.
Maldito ruido ensordecedor
el de mi despertador.
Me monto en el AVE del alba
que no conoce la calma
con billete de ida
cabalgando en sus prisas.
Las luces de los coches
se despiden de la noche
estrangulando su silencio
víctima de sus motores
adueñándose de las estrellas
desaparecidas, ya sin huellas.
Mucha gente
quedó ayer con el jefe,
por eso andaban con prisa,
querían llegar
temprano a su cita.
Mucha gente
de camino al trabajo,
Mucha gente
que está debajo,
se levanta pensando
que no es para tanto,
que ni siquiera les gusta,
pero tampoco se asustan.

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