martes, 30 de noviembre de 2010

Dinero

Sábanas que encubren secretos fiscales,
pecado entre pliegues y arrugas
imposibles de planchar.
La valija diplomática a sorbitos de champán
copada de excesos capitales
que devoran, silenciosos,
los irreprimibles placeres frutales
subrogándose en cadenas de favores,
desertando hacia el diamante picota,
rubí tentación en campos de flores,
la manzana podrida crecida entre ortigas,
la puta comprada y vendida en la esquina,
el poder, el placer, el dinero,
como dijo Quevedo,
poderoso caballero.

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